La mayoría de los
medios de comunicación de este país han destacado el discurso de agradecimiento
del actor discapacitado Jesús Vidal (por cierto, el único actor entre los discapacitados
de la película) al recibir su premio como mejor actor revelación en la gala de
los Premios Goya celebrada en Sevilla el día 2 de febrero de 2019, por su
participación en la comedia titulada “Campeones” (que se llevó a su vez el
premio a la mejor película) del director Javier Fesser. Por encima de cualquier
otro discurso o intervención, e incluso eclipsando a la película con más
premios Goya de la noche, que fue el thriller
político “El reino”, que se alzó con siete de los trece premios a los que aspiraba,
mientras que “Campeones” se llevó tan sólo tres de los once a los que optaba.
Pero claro, “El reino”
trata de la corrupción, y ya se sabe que en este país de cínicos se sigue y se
seguirá votando a partidos y a gente corrupta. Es así. Ya lo dijo el
historiador británico Paul Preston, quien a la pregunta que le hicieron en su
día de ¿por qué votan y siguen votando millones de españoles a Mariano Rajoy, y
a partidos políticos?, contestó: “Es
porque están tan acostumbrados”, porque “el
español, por su historia, es una persona cínica. Y eso no es una crítica. A mí
me parece un acto de inteligencia, porque después de siglos de mal gobierno, de
injusticia social, de políticos totalmente corruptos o incompetentes o ambas
cosas, no me extraña que sean cínicos. Si todos o muchos son corruptos, bueno,
pues da lo mismo, les votamos igual. No sé, igual no estás de acuerdo…” (1)
Así que la película “El
reino” sobre la corrupción es tan intolerablemente cotidiana que no merece
ninguna atención, o al menos tan solo la oportuna para la ocasión. Todos
elogiaron, por el contrario, la película “Campeones”, y sobre todo el discurso
de Jesús Vidal.
“Antológico y
emocional”, fueron las palabras más repetidas para definirlo.
“La revelación más
gozosa, conmovedora y memorable de esta fiesta de pompa y circunstancias”, para el crítico cinematográfico
Carlos Boyero en el diario El País.
(2)
Y hubo quien, como el
periodista Luis Martínez en el diario El
Mundo, expone –citando al filósofo francés Gilles Deleuze– que “ya está
bien de definir lo otro, lo distinto, como la negación de lo igual, Ya está
bien de considerar que el sujeto y su representación deban de ser el punto de
partida de cualquier patrón de pensamiento ontológico. Ya está bien de la
identidad”. Y que lo que Deleuze venía a decir “es que en este nuevo tiempo
digital que nos asiste todo es diferencia, simulacro y, por tanto, la identidad
no es más que un espejismo. (…) En definitiva,… es nuestra discapacidad para
nombrar al que llamamos discapacitado lo que nos delata”. (3)
“Una comedia que se
resiste con todas sus fuerzas a la compasión; a la emoción entendida como una
renuncia; al sentimentalismo como coartada”, considerando incluso que “de todas
las cintas candidatas al Goya más importante, la de Fesser es la que con más
evidencia llama a asuntos tales como la reconciliación, la aceptación de lo
diferente o simplemente al desorden de lo disímil. (….) ¿Y si la radicalidad distinta del diferente, del
discapacitado, fuera la única forma posible de acercarse a la íntima estupidez
de lo que somos, de lo que amamos?”. (4)
Lo dicho, el discurso
de Jesús Vidal, elogiado como ejemplo de elocuencia y sensibilidad, fue lo más
destacado en todos los medios, haciéndose viral incluso por las redes
digitales.
Sin proponérselo, dicho
discurso estuvo a la altura de tantos otros a los que nos tiene acostumbrada la
industria del lagrimeo mediático, dado que el sentimentalismo lo domina todo,
nublando la realidad.
Porque, pese a que el
discurso de Jesús Vidal fue auténtico y brillante, la posterior utilización del
mismo es lo que choca, y aún más,
es lo que ofende, cuando la misma película tiene muy bien marcada la línea que
separa la comedia de la ofensa. Porque Jesús Vidal, pese a ser discapacitado
(visual, con miopía magna: sólo ve el 10% por su ojo derecho), es licenciado en
Filología Hispánica y tiene un máster
de periodismo en la agencia Efe. No hay razón, por tanto, de darle más
importancia a dicho discurso del que tiene, y a él reconocerle su talento.
Porque, por una parte, las personas con discapacidad pueden trabajar y dejar de
ser considerados “especiales”. Y, por otra parte, todos tenemos discapacidades,
diagnosticadas o no, como muy bien ha dicho el mismo Javier Fesser.
Por tanto, en su
discurso Jesús Vidal nos la ha colado. Él mismo nos lo confiesa: “Se lo han
comido con patatas. Fíjate que yo creo que el éxito del discurso de los Goya
fue por el efecto sorpresa. La gente pensaba que tengo discapacidad
intelectual. Veían a alguien que anda y habla lento, que va despacio, que
aparenta ser más torpe de lo que es porque va con cuidado, y decía: este chico
va a decir gracias y punto. Luego escucharon y se impresionaron de lo bien que
habla, de lo bien que se expresa, de los registros léxicos. Los míos no se
sorprendieron nada. Me conocen”. O sea, que su discurso fue de una persona que
es filólogo y actor. Y ya se sabe: los actores tienen "síndrome del impostor". Por tanto, los tontos han sido los que han creído otra
cosa. (5)
Todo lo demás es un
añadido sentimental realmente tóxico, que se vuelve contra la película y contra
el mensaje que transmite. Sobran los ternurismos y las emotividades ñoñas.
No cabe ninguna duda de
que hay que ser justo con personas con necesidades especiales, y garantizar la
igualdad de oportunidades para ellas, para lo cual hay que compensarlas. Una
compensación que asume diferentes formas. Porque la discapacidad es algo
involuntario y más allá del control humano. La discapacidad es una prueba más
que un castigo o una venganza, por lo que sobran las humillaciones, los
insultos y los comentarios despectivos.
Pero también observamos
en el discurso de Jesús Vidal más cosas. Porque erigiéndose como portavoz de
todas las personas con discapacidad, en dicho discurso hizo un llamamiento –a
modo de lema– a la “inclusión, diversidad y visibilidad”, alentando una mayor
concienciación sobre estas personas, no ya sólo para su integración laboral en
el mundo de las artes escénicas, en particular, sino también en el mercado
ordinario de trabajo, en general.
Cabe recordar, a este
respecto, que todos las personas con discapacidad que aparecen en la película
“Campeones” fueron seleccionadas en un cásting
gracias a la federación Plena Inclusión, un movimiento asociativo en el que se
agrupan numerosas asociaciones a nivel nacional y autonómico que luchan porque
estas personas puedan trabajar y dejar de ser consideradas “especiales”.
Destacando entre todas esas asociaciones, el Grupo AMÁS, que se encarga de la
línea de formación en artes escénicas y en su integración laboral, cuya
directora además se convirtió en coach
de la película.
Por otra parte, viene
de lejos que dicha integración ya se hace a través de los Centros Especiales de
Empleo (CEE), que son empresas cuyo objetivo principal es el de proporcionar a
los trabajadores con discapacidad la realización de un trabajo productivo y
remunerado. Y que van en incremento, dado que hay muchas bonificaciones y
subvenciones para los empresarios que empleen a trabajadoras y trabajadores con
discapacidad, que hace que sea un chollo económico la utilización descarada de
este tipo de personas.
Aún más, en España hay
una cuota obligatoria de discapacitados en las empresas, ya sean públicas o
privadas y con más de 50 trabajadores, porque están obligadas por ley a
disponer de 2% del total de sus trabajadores. La primera norma jurídica fue en
1982, y la ley se llamaba “Ley de Integración Social de los Minusválidos”; en
2013 se sustituyó por otra, llamada “Ley General de Derechos de las Personas
con Discapacidad”, siendo la norma actualmente vigente. Quién sabe si dentro de
poco –a raíz de las palabras pronunciadas tanto por Javier Fesser, director de
la película “Campeones”, como de las del galardonado Jesús Vidal, en la gala de
los Goya– no cambian dicha ley, y pasa a llamarse “Ley de Inclusión, Diversidad
y Visibilidad de los Campeones”. Quién sabe, a lo mejor a partir de entonces
estas personas puedan cobrar igual que cualquier otro trabajador, y nadie se
pueda aprovechar de ellos para tener abundantes beneficios. ¡Quién sabe!
Las palabras de Fesser
fueron las siguientes: “Cuando
empezamos a sumergirnos en este proyecto, se hablaba de discapacitados
intelectuales, después de personas con discapacidad. Hoy, tengo la enorme
felicidad de constatar, se ha acuñado un nuevo término mucho más preciso:
campeones”.
Y es que, hoy por hoy,
todos parecen querer mostrar una mayor concienciación sobre estas personas,
cuando lo que hay tras su contratación no es más que una apuesta rentable, por
las bonificaciones a la cuota de la Seguridad Social, los beneficios fiscales y
las subvenciones.
El colmo del descaro es
que incluso aparezcan las empresas y compañías que los contratan –además de
simular tener una cara más humana en “responsabilidad social empresarial” (ese
eufemismo con el que hacen ver que se afanan por el bien de la gente, cuando no
se trata más que de una pesca de rentas)– como “entidades benéficas”, cuando lo
que hay en realidad no son más que oportunidades de poder ampliar las cuotas de
ganancia, con un margen de beneficios mayor, porque el dinero que se invierte
en estos trabajadores con discapacidad es mucho menos que el que se invierte en
una empresa ordinaria. En definitiva, esto no es más que capitalismo puro y
duro, porque se trata de cómo obtener el mayor beneficio posible al menor
coste, apropiándose de las plusvalías de los trabajadores con discapacidad.
De ahí que todas estas
entidades, los Centros Especiales de Empleo (CEE), estén ahora molestos por la
subida del salario mínimo a 900 euros al mes (en vigor desde enero de 2019),
porque ello les asfixia sus cuentas, si por parte del gobierno no incrementa su
parte de financiación (esto es, no incrementan las subvenciones, que ellos
reclaman sea el 75% de la masa salarial). ¿Y qué hacen estos centros? Pues
algunos con total desvergüenza, tras pagar dicho nuevo salario mínimo a sus
plantillas de discapacitados intelectuales y físicos, le “restan el plus de
antigüedad en dicha subida, y otros plantean aumentar la jornada laboral”. (6)
En este contexto, el de
cómo conseguir subvenciones a costa de los discapacitados, cabe reseñar el
escándalo deportivo de la selección española de baloncesto en los Juegos
Paralímpicos de Sidney 2000: de los doce jugadores, diez se hicieron pasar por
discapacitados para ganar el oro paralímpico de baloncesto. Una estafa en la
que participaron tras ser convencidos de que “iba a servir para obtener más
subvenciones que serían revertidas en mejoras para los discapacitados”,
ocurriendo todo lo contrario. Un fraude que destapó muchos más casos: “en todos
los deportes y países se destaparon graves incoherencias en la verificación de
la discapacidad intelectual”. Entre las consecuencias destaca que “el
baloncesto sigue excluido de los Juegos Paralímpicos”. (7)
Como dato curioso, uno
de los dos únicos discapacitados intelectuales de aquel fraudulento equipo de
baloncesto de aquellos Juegos Paralímpicos de Sidney 2000 tiene una pequeña
aparición (cameo) en la película
“Campeones”, inspirando su figura el personaje de Román. (8)
Y ya que hablamos de
capitalismo, la última noticia que tenemos tras la gala de los Goya, es que
Hollywood ha comprado los derechos de la película “Campeones”. El director de
la misma, Jesús Fesser, vendió dichos derechos sin importarle si Hollywood va a
mantener la historia intacta, porque “yo en principio me negué pero luego
ofreció 3.000 dólares más y entonces ya vi que era negociable”, dijo entre
risas. (9) ¡Sin comentarios!
Al fin y al cabo, la
industria capitalista del cine de Hollywood ya tiene una larga historia en esto
de hacer películas con discapacitados, desde que se rodara en 1932 la titulada
“Freaks” (dirigida por Tod Browning), interpretada por numerosos “fenómenos
humanos” (siamesas, gente sin brazos, personas sin piernas, mujer barbuda,
enanos, macrocefálicos, etc.), que fue muy criticada por muchos al creerse que
se les explotaban, cuando en verdad la película empatizaba con ellos, mostrando
su lucha.
¿Y qué decir de
“Forrest Gump” (1994)? Una de las películas más taquilleras de la historia, que
fue –en palabras de Phillip Lopate– “un fenómeno clarísimo: una tragedia feliz
para la generación Prozac”. Porque como “película cómica de idiotas apunta claramente a la
necesidad de los espectadores de sentirse superiores a otros que parecen más
estúpidos que ellos. Su base demográfica está formada por adolescentes, sobre
todo varones, que se burlan de todo con superioridad; quizá su magnetismo
emocional sea el autodesprecio, tanto como la superioridad. No es un género que
yo aborrezca: me parece que continúa una vena legítima de la comedia
norteamericana basada en la torpeza, el infantilismo y la irreverencia para con
la autoridad”. (10)
Recordar que la
película “Campeones” optó a los premios Óscar a la mejor película de habla no
inglesa (cuya gala se celebra el 24 de febrero de 2019), pero Hollywood la
descartó a mediados de diciembre de 2018. Digamos que prefiere rehacerla a su
manera, una vez ha comprado sus derechos, para elevar –como ya hizo con
“Forrest Gump”– a unos “optimistas mentalmente discapacitados” a la categoría
de “tontos sagrados”, parafraseando a Phillip Lopate. (11)
Pues bien, una vez
desenmascarada la absoluta hipocresía, la imagen falsa de filantropía, en suma,
la gran estafa que existe tras el enfoque de negocios que incorpora respeto por
las personas con discapacidad en el mundo laboral, vayamos de nuevo a la gala
de los Premios Goya de este año, donde tuvo lugar la declaración política más
digna y valiente que se ha dado en este tipo de ceremonias en muchos años, y
que por lo insólita que fue pasó totalmente desapercibida para el común de esta
sociedad estúpida adormecida por el sentimentalismo.
Nos referimos a la
declaración de Julio Pérez del Campo, director del cortometraje “Gaza. Una
mirada a los ojos de la barbarie”, premiado por la Academia de Cine con el Goya
en la categoría de mejor cortometraje documental. Al recoger el galardón junto
a Carles Bover Martínez (quien por su parte denunció los intentos de censura
que han sufrido para distribuir y divulgar dicho trabajo), además de
reivindicar la lucha del pueblo palestino y de pedir que el Festival de Eurovisión
no se celebre en Israel en mayo de este año, Julio Pérez del Campo (quien, además de cineasta y fundador
de la productora El Retorno Producciones, es secretario de comunicación de
Podemos en Castilla la Mancha, y jefe de gabinete del vicepresidente segundo,
José García Molina, también de Podemos) fue más lejos al hablar de “terrorismo
sionista”, e instar a que no debemos legitimar a países como Israel “que
vulneran sistemáticamente los derechos humanos”, porque “no debemos ser
cómplices del apartheid israelí”.
Un alegato valiente que
tuvo ciertos aplausos de una parte de los presentes en la gala, mientras la
otra parte se manifestó entre el susto y la perplejidad. No era para menos: se
estaba denunciando en público (¡¡y qué publico: una audiencia de varios
millones de telespectadores !!) al estado de Israel.
Como era de esperar,
enseguida los judíos sionistas tacharon dicha intervención como “discurso de
odio subvencionado que no contribuye a la paz entre palestinos e israelíes”
(según subrayó cínicamente la Federación de Comunidades Judías de España).
Reprochando a su vez que se trata de una postura completamente partidista, dado
que no menciona por ejemplo la responsabilidad que tiene también Hamás
(considerada por ellos una “organización terrorista”) en la Franja de Gaza, o
el conflicto interno de liderazgo palestino, entre Ramala (en referencia a la ciudad donde tiene su sede la Autoridad Palestina) y Hamás. Y la verdad
es que de haber mencionado estos últimos temas –que dan para mucho más que un
cortometraje–, lo mismo el estado israelí tampoco hubiera salido bien parado.
Pero nada, los judíos
sionistas a lo suyo, en su defensa de Israel –en palabras de Yoav Katz,
portavoz de la embajada israelí en España– como “un país democrático y abierto
que respeta los derechos humanos universales”, porque allí hay “respeto por las
libertades y minorías”, en referencia sólo a las mujeres y los homosexuales, en
contraposición con la situación en la que viven estos colectivos en Gaza. Y
para ello elogia el envío que hizo Israel en 1998 de la cantante transexual
Dana International al Festival de Eurovisión, que finalmente ganó con el tema
Diva. (12)
¡No se puede ser más
cínico! Con tal de distraer la atención para que no se admita y reconozca la Franja de Gaza como lo que
es: el mayor campo de concentración del mundo desde hace tres décadas, donde
viven confinados y separados alrededor de dos millones de personas (en su
mayoría descendientes de refugiados palestinos expulsados de sus hogares), y
que ha sido creado y es dirigido por el estado de Israel, donde impiden que
ingresen en multitud de ocasiones alimentos y otros productos esenciales, y,
cómo no, donde cometen crímenes de guerra cada cierto tiempo violando
sistemáticamente el derecho internacional, como los que ocurrieron en 2014, y
cuyas secuelas se muestran en este documental que tratan de silenciar.
Un documental en el que
se muestra, por ejemplo, el desgarro de una madre que ha perdido a su hija
paralítica y discapacitada intelectual en sillas de ruedas, acribillada a
balazos por el ejército israelí en dicha última incursión militar del estado
sionista en la franja de Gaza el verano del año 2014, en la que bombardeó y
masacró a gran parte de su población de una manera atroz.
Una joven paralítica y
discapacitada intelectual que no ha sido ni va a ser reconocida como Campeona,
porque esta sociedad estúpida se rige por una aritmética de la compasión que no
es más que una falacia.
Jamás tuvo esta joven
palestina discapacitada derecho a la “inclusión” (esto es, nunca tuvo las
herramientas para mejorar su mundo), jamás se respetó su “diversidad” (esto es,
nunca se respetó su condición), y nunca tuvo ni obtuvo “visibilidad” (esto es,
nunca tuvo libertad –como todos los palestinos de Gaza– de poder salir a la
calle, relacionarse y luchar, porque están condenados a una vida de desempleo,
tristeza, pobreza, enfermedad, depresión y dependencia). La conocemos tan sólo
a través de una pequeña foto que su madre –llena de dolor y rabia– muestra en
su móvil a cámara.
La gente prefiere
–parafraseando el poema “Don Cogito lee el periódico” del poeta polaco Zbigniew
Herbert (13)– seguir los crímenes sensacionales que los medios repiten a diario,
descritos con precisión y con todo lujo de detalles morbosos, “para bucear con
deleite en la macabra cotidianidad”.
Herbert cita en su poema el caso de “un trabajador rural con cerca de
treinta años con una depresión profunda que asesinó a su mujer y a sus dos
hijos pequeños”. Pero podía ser –leyendo el diario de hoy–, el ejemplo de un
camarero que ha descuartizado a su novia y la ha mantenido en un congelador
durante un año. El ejemplo de hace unos días: un hombre acusado de matar a
golpes a su tía, con quien mantenía una relación. O el ejemplo de hace unas
semanas: un niño rescatado muerto tras trece días en un pozo ilegal, por el que ha sido llamado a declarar como investigado (o, lo que es lo mismo, como "imputado", como se denominaba antes) un familiar del niño –dueño de la finca donde estaba el pozo–, y como testigo el pocero que lo hizo. Y
así todos los días. La gente se pega a la televisión, a la radio y a los
periódicos, para seguir este tipo de casos que –pese a ser tragedias terribles, atroces, causantes de dolor– derivan miserablemente en espectáculo de la emocionalidad y la sentimentalidad.
Nada nuevo. Ya lo dijo Séneca con una frase que describe muy bien toda época decadente: “el sol sólo tiene espectadores cuando se eclipsa”.
Nada nuevo. Ya lo dijo Séneca con una frase que describe muy bien toda época decadente: “el sol sólo tiene espectadores cuando se eclipsa”.
Por el contrario, los
miles de palestinos de Gaza, aislados, privados de historia, raíces y
pertenencia, y de vez en cuando víctimas de los bombardeos e incursiones militares
de Israel, “no estimulan la imaginación, son demasiados, el número cero al
final los transforma en una abstracción”.
Además no salen en los
medios. Por tanto, ¿a quién le va a doler cuando los torturan, o sangrar cuando
los asesinan después?
De ahí que Herbert
inste al final de su poema a meditar sobre este tema: “la aritmética de la
compasión”.
¿Por qué una muerte es
una tragedia, miles de muertos una estadística?
He ahí la cuestión.
Antonio José Trigo
NOTAS:
(1).- Irene G. Pérez, entrevista al hispanista
Paul Preston, “¿Por qué votan a los
corruptos? Están tan acostumbrados….”, Contexto y Acción, 28 de febrero de
2018, http://ctxt.es/es/20180228/Politica/18124/entrevista-paul-preston-corrupcion-censura-Cataluyna.htm
(2).- Carlos Boyero, “El desconocido era la estrella”, El País, 4-2-2019,
(3).- Luis Martínez, “Campeones contra la normalidad”, El Mundo, 4-2–2019, https://www.elmundo.es/cultura/cine/2019/02/04/5c573f6dfc6c838f738b45c9.html
(4).- Ibíd.
(5).- Luz Sánchez-Mellado, “Jesús Vidal: ˝Mi 10% de visión esa mi tesoro˝”, El País,
10-2-2019, https://elpais.com/cultura/2019/02/08/actualidad/1549642720_559906.html
(6).- Pau Rodríguez, “Centros Especiales de Trabajo suben el salario mínimo a cambio de
rebajar otras retribuciones”, El Diario, 8-2-2019, https://www.eldiario.es/catalunya/Centros-Especiales-Trabajo-condiciones-laborales_0_865114507.html
(7).- José Antonio Luna, “12 jugadores de basket, solo dos paralímpicos reales: el fraude de
Sídney 2000 que inspiró a ˝Campeones˝”, El Diario, 7-2-2019, https://www.eldiario.es/cultura/cine/Juegos-Paralimpicos-Sidney_0_865464456.html
(8).- Ibíd.
(9).- “Hollywood compra los derechos de 'Campeones' sin
asegurar que el 'remake' respete su giro final”,
El Diario, 5-2-2019, https://www.eldiario.es/cultura/cine/Javier-Fesser-Campeones-EEUU-condiciones_0_864763637.html
(10).- Phillip Lopate, “El último tabú: la estupidización de las películas americanas”,
Revista Santiago, Chile,
30-9-2016, http://revistasantiago.cl/el-ultimo-tabu-la-estupidizacion-de-las-peliculas-americanas/
(11).- Ibíd.
(12).- Elena Berberana, “Enfado y tristeza en la comunidad judía por el mensaje antisemita en
los Goya: ˝Es un discurso del odio˝”, Libertad Digital, 8-2-2019,
https://www.libertaddigital.com/internacional/oriente-medio/2019-02-08/enfado-y-tristeza-en-la-comunidad-judia-por-el-mensaje-antisemita-en-los-goya-es-un-discurso-del-odio-1276632794/
(13).- Zbigniew Herbert, "Don Cogito lee el periódico", citado en el libro de Martín López-Vega, "Mapamundi (Poemas del siglo XX)", Ediciones de La Isla de Siltolá, Sevilla, 2014, pp. 123-124.
(13).- Zbigniew Herbert, "Don Cogito lee el periódico", citado en el libro de Martín López-Vega, "Mapamundi (Poemas del siglo XX)", Ediciones de La Isla de Siltolá, Sevilla, 2014, pp. 123-124.